15.5.16

OPINIÓN DE "LA MENTE DEL ESTRATEGA" DE KENICHI OHMAE

SINOPSIS

La mente del estratega (El triunfo de los japoneses en el mundo de los negocios) no expone fórmulas para desarrollar estrategias en los negocios: su objetivo es proporcionar una serie de indicaciones e ideas que puedan ayudar a desarrollar la mente creativa del estratega de manera que las ideas de negocios que alcanzan el éxito no provienen exclusivamente de un análisis riguroso sino de la innovación.





La mente del estratega siempre tiene planes para el futuro, constantemente está visualizando opciones y evaluando escenarios, porque tiene un propósito claro, articulado en objetivos definidos. No solamente ve las circunstancias presentes, sino que está captando patrones y alternativas que otros no ven, como consecuencia de haber desarrollado el hábito de “alzar sus ojos hacia el horizonte y ver más allá de la coyuntura en que vive”, lo cual le permite tener capacidad de respuesta ante situaciones imprevistas, al prever los problemas y sus soluciones, porque la mente del estratega piensa con visión de largo plazo, con sentido de propósito, no se entretiene en lo cotidiano y de corto plazo.

Ahora la visión que guía al estratega no sólo está en su pensamiento, sino también está presente en sus emociones; emerge de sus propias necesidades. El estratega necesita tomar contacto emocional con la visión, así es como asume el compromiso y la responsabilidad de alcanzar ésta. Es la pasión que desarrolla por la visión, lo que lo mantiene motivado a realizar acciones estratégicas dirigidas a materializar ésta. Su contacto emocional con la visión y sus propias necesidades, convierte su visión en una brújula interna que guía al estrateg
a. Si en algún momento pierde esa guía interna y los acontecimientos lo fuerzan a actuar, dejará de accionar en forma estratégica, y comenzará a reaccionar ante las situaciones de crisis.
Desarrollar un enfoque estratégico, pues, no significa llenarnos de cuentas y análisis rigurosos, aunque el análisis es necesario, sino más bien de adoptar un estado mental flexible y abierto al cambio; de embarazarnos de una visión que es alimentada y sustentada, como la mujer al feto, desde nuestras propias entrañas y energía interna; de concebir un proyecto de vida que es apuntalando con nuestra fuerza interior. Es llenarnos de una perspectiva real del cambio que está operando, sin perder la perspectiva de que “los verdaderos cambios se instalan de adentro hacia fuera” (Manuel Barroso). Es desarrollar la capacidad de ver los obstáculos que se pueden presentar, las posibilidades ocultas y las diferentes opciones por las que se puede optar, lo que requiere también desarrollar la capacidad de visualizar e imaginar los pasos requeridos para alcanzar los objetivos planteados. Este es un proceso más intuitivo que racional, un proceso que va más allá del ámbito consciente y meramente analítico.
La visión estratégica del líder o gerente estratega está matizada por su conocimiento y aprendizaje, su experiencia, su motivación, su intuición, sus mapas metabolizados, su cosmovisión de la vida, su desarrollo de carácter y por la conciencia que tiene en sí mismo de lo que está ocurriendo en el entorno, en la organización donde lidera o gerencia y dentro de los límites de sí mismo. Todos estos elementos configuran el ambiente interno en el que florece o se marchita la visión, y en donde se construyen las estrategias o se obstaculiza el proceso de definición estratégica.

Por otra parte, desarrollar una mentalidad de estratega supone cultivar el hábito de pensar en forma estratégica, al punto de que se constituya en una actitud de vida, una forma de ser y estar en el mundo. Como dice Kenichi Ohmae: “Es una disciplina diaria y no un recurso que puede dejarse en hibernación durante las épocas tranquilas y despertarse cuando surge una emergencia”. Ver la estrategia como un recurso o metodología para abordar “situaciones de crisis” o apagar fuegos inesperados, equivale a actuar reactivamente; pero el estratega no improvisa, no reacciona, no vive en “automático”, por inercia, según el dicho “como vamos viendo, vamos haciendo”, sino que actúa con proactividad, con intencionalidad, más aun, con mentalidad de oportunista, o como dice Peter Drucker: “oportunista con propósito”.





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